viernes, 16 de octubre de 2015

Se viene el día de la madre

Quería compartir éste cuento que formó parte de una jornada de los chicos de 1° A y B del nivel primario y sus familias para festejar el Día de la Madre ( el día de la familia el próximo domingo). Luego se los invitó a reflexionar sobre el cuento llegando a la conclusión de que tenemos que escuchar a los chicos, que cuando necesitan de nuestra ayuda nos hacen notar de muchas formas, sólo que muchas veces estamos muy ocupados para darnos cuenta, no se ustedes papis pero me sentí identificada y fué como un tirón de oreja, en éste link está el libro completo de la genial Elsa Bornemann.

"El niño envuelto" de Elsa Bornemann

Disponible en biblioteca.


El niño envuelto
¿Cuál es el oficio más difícil? ¿Albañil? ¿Maestro? ¿Carpintero? ¿Astronauta?
¿Periodista? ¿Deshollinador? ¿Abogado? No, no y no. El oficio más difícil es el
de ser chico. Si dudan, escúchenme a mí. Yo soy Andrés, y así me llaman mis
padres cuando me retan; si no, me dicen Andi, tal como mis amiguitos. Para
mi abuela —según su estado de ánimo— soy "nene", "tesorito" o "diablo". La
tía Ona alterna entre "mi ángel" o "monstruito", ya sea si ella decide que me
porté bien o mal. Mi tío Lucas varía solamente con "pibe"... Mi maestra me
grita: "Domenech" o me dice Andresito. Domenech lo usa para reprenderme,
como si los apellidos pudieran sonar como bofetadas... Raro, ¿no?
Como supondrás, nunca estoy seguro del modo en que van a llamarme,
porque nunca entiendo con claridad lo que mis mayores piensan. Me pregunto
si te pasará lo mismo, si sentirás —a menudo, como yo— que es bastante
incómodo ser chico. Por empezar, hay que pasarse buena parte del día con la
cabeza levantada, como si uno viviera en un mundo de gigantes. Por eso, me
gusta cuando mi papá se sienta junto a mí o cuando mi mamá se arrodilla para
darme un beso: entonces puedo ver nítidamente el color de sus ojos. A veces,
me parece que todo pasa siempre muy por encima de mí y me siento como
perdido entre rascacielos, especialmente cuando no alcanzo a comprender los
porqués de ciertas actitudes de los mayores.
En esos momentos, soy un "niño envuelto". Por supuesto, no uno de esos que
se preparan en las cocinas, recubiertos con una feta de carne o con la hoja de
un repollo; no, señor, no soy plato de ningún menú... aunque me parece que
existe una gran semejanza entre ambos. Veamos: los dos somos niños y a los
dos nos envuelven. A él, con carne o con hojas; a mí... bueno, me resulta
difícil confesarlo pero tengo que atreverme: a mí también "me envuelve" la
gente grande todos los días... (En fin, todos los grandes no, algunos se salvan
de esta afirmación. Pero son tan pocos...) ¿Y que cómo "me envuelven"? Pues
con sus hermosas mentiras, que me confunden, por más buena intención que
tengan al ocultarme algunas verdades... con sus prohibiciones del tipo
"¡porque no!", de las que jamás logro entender las causas... con sus risas
incomprensibles (para mí) cuando consideran sin importancia ciertos
sufrimientos míos... con sus comparaciones del estilo "cuando yo tenía tu
edad...". (—Entonces era 1950... o 1934... o 1907... ¡y ahora estamos en
1981! —pienso. Pienso y me callo.) Sintetizo: qué complicado es criar a los
padres, a los abuelos, a todos los grandes en general, ¿eh? Y para que
compruebes —por si no te pasa lo mismo— cuánto de cierto hay en lo que te

digo, te voy a contar unas cuantas cosas...

y ésta canción que compartimos al final de la jornada y que los invito a escuchar y compartir con la familia.

Sentir / Blanca Liquete Marcos (del grupo 3+2)

Cuando sienta ganas de escapar, 
cuando el mundo se haga grande para mi, 
tus palabras me confortarán, volveré a sonreír. 
Tú me abrigas y me das calor, 
eres luz que alumbra, que ilumina mi corazón. 

Sentir que estoy aquí, confiando en ti sin perder. 
Basta contemplar tu sonrisa, 
solo basta contener tu mirada y tu amor. 

Cuando sienta ganas de llorar, 
cuando ya no tenga fuerza y no pueda más, 
tu cariño se convertirá en motor que me haga aguantar. 
No quiero ni alejarme un instante de ti, 
pues no sé que sería de mi. 

Sentir que estoy aquí, confiando en ti sin perder. 
Basta contemplar tu sonrisa, 
solo basta con tener tu mirada y tu amor. 
....y tu amor, y tu amor... 
Sentir, que estoy aquí confiando en ti, sin perder, 
basta contemplar tu sonrisa, 
solo basta con tener tu mirada y tu amor....


¡Felíz día de la madre a mis compañeras del Instituto Mariano Moreno y a las mamás de ustedes chicos!

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